Por:Martha Conde
En ocasiones es difícil enfrentar las situaciones, aceptar las circunstancias, admitir las culpas, asumir responsabilidades. Tan complejo definir la causa cuando esta ha sido parte de nuestra vida y de la historia.
Salí de mi oficina después de un largo día de una difícil semana, aislada casi del resto del mundo y sus hechos. Diez de la noche, llovía y el asfalto brillaba intensamente reflejando la luz roja de los semáforos. No fue difícil percatarme de la soledad de las calles,
de la oscuridad de los negocios, de aquel silencio tan ajeno... la ciudad estaba desierta.
Mi curiosidad apareció acelerando mis latidos, inundando mi mente de suposiciones. ¿Que está pasando? Me preguntaba mientras conducía en busca de algún lugar abierto donde pudieran informarme. Después de mas de 20 minutos localice un mini súper abierto, entre y pregunte con aire inocente ¿porque estará tan sola la ciudad? ¿ Será la lluvia? . El joven tras el mostrador me observa con admiración y con voz muy seria me dice: ....
“ la ciudad esta en estado de coma” impulsivamente sonreí, fue una respuesta algo inesperada, a lo que respondí continuando su juego ¿ y cual es el diagnóstico? Con la cabeza agachada como si le dolieran las palabras me respondió.” Nadie sabe a ciencia cierta, dicen que es una enfermedad auto-inmune”, esas que destruyen poco a poco, que comienzan de a poquito y sin darnos cuenta nuestras células, las que unidas forman nuestro cuerpo y esas que debían protegernos se comienzan a devorar, a destruir, y en su lucha por el espacio y el poder nos carcomen las entrañas, una por una. Luego nos vamos acostumbrando a sentirnos mal, hasta que ese dolor forma parte de nuestra vida diaria, y así lo dejamos crecer, nada hacemos, nos dejamos vencer por la apatía, por que no queremos admitir que algo anda mal o quizás por el miedo a aceptar la culpa por no haber tenido una vida buena.
Me encontraba algo confundida mas no pude evitar continuar descifrando el enigma
¿ Y que dicen los doctores? ... Los doctores.. Son la autoridad y ellos tienen en sus manos al enfermo y poco dicen al respecto, piden tiempo para ver la evolución y planear su tratamiento, la estrategia, la cura.. se cubren las espaldas y luego terminan diciendo que si la culpa es de uno, que si el caos y la muerte de la células es porque nosotros mismos la provocamos, que si nuestra vida desordenada, que si los vicios, todo es culpa nuestra, ellos quisieron cuidarnos y nosotros pues nos quedamos callados sabiendo que algo mal andaba rondando y que poco a poco el mal fue creciendo y se salió de nuestras manos y de las de ellos. Que solo resta esperar, ponerse las pilas para identificar esas células que tienen en estado de coma, inconsciente al cuerpo, casi muerto... Así como ahorita esta la ciudad.
Coloco sobre el mostrador la bolsa de la mercancía y me dijo “ son 68 pesos”, le pague y salí conmocionada de ese lugar, queriendo inconscientemente huir de esa historia, mas al voltear y ver hasta un punto infinito las luces de los semáforos como único habitante de mi ciudad, pude comprender las palabras de aquel hombre.
Mi ciudad, mi país y mi mundo están cayendo en un estado de coma y cada uno de los que aquí habitamos, cada célula que forma este planeta esta contribuyendo a esa muerte inminente. Nuestros actos, omisiones, silencios, complicidad y pasividad deterioran paso a paso su existencia. Ese miedo a delatar o a confrontar, a exigir y a cumplir la ley, esa zona de confort en que nos hemos instalado detrás de la puerta de nuestra casa, ese cerrar los ojos para no ver lo que sucede en nuestro entorno, sentirnos a salvo porque no fuimos nosotros los ultrajados hoy.. ¿ Quién puede saber sí mañana? La vida continua.
HASTA SIEMPRE.
Salí de mi oficina después de un largo día de una difícil semana, aislada casi del resto del mundo y sus hechos. Diez de la noche, llovía y el asfalto brillaba intensamente reflejando la luz roja de los semáforos. No fue difícil percatarme de la soledad de las calles,
de la oscuridad de los negocios, de aquel silencio tan ajeno... la ciudad estaba desierta.
Mi curiosidad apareció acelerando mis latidos, inundando mi mente de suposiciones. ¿Que está pasando? Me preguntaba mientras conducía en busca de algún lugar abierto donde pudieran informarme. Después de mas de 20 minutos localice un mini súper abierto, entre y pregunte con aire inocente ¿porque estará tan sola la ciudad? ¿ Será la lluvia? . El joven tras el mostrador me observa con admiración y con voz muy seria me dice: ....
“ la ciudad esta en estado de coma” impulsivamente sonreí, fue una respuesta algo inesperada, a lo que respondí continuando su juego ¿ y cual es el diagnóstico? Con la cabeza agachada como si le dolieran las palabras me respondió.” Nadie sabe a ciencia cierta, dicen que es una enfermedad auto-inmune”, esas que destruyen poco a poco, que comienzan de a poquito y sin darnos cuenta nuestras células, las que unidas forman nuestro cuerpo y esas que debían protegernos se comienzan a devorar, a destruir, y en su lucha por el espacio y el poder nos carcomen las entrañas, una por una. Luego nos vamos acostumbrando a sentirnos mal, hasta que ese dolor forma parte de nuestra vida diaria, y así lo dejamos crecer, nada hacemos, nos dejamos vencer por la apatía, por que no queremos admitir que algo anda mal o quizás por el miedo a aceptar la culpa por no haber tenido una vida buena.
Me encontraba algo confundida mas no pude evitar continuar descifrando el enigma
¿ Y que dicen los doctores? ... Los doctores.. Son la autoridad y ellos tienen en sus manos al enfermo y poco dicen al respecto, piden tiempo para ver la evolución y planear su tratamiento, la estrategia, la cura.. se cubren las espaldas y luego terminan diciendo que si la culpa es de uno, que si el caos y la muerte de la células es porque nosotros mismos la provocamos, que si nuestra vida desordenada, que si los vicios, todo es culpa nuestra, ellos quisieron cuidarnos y nosotros pues nos quedamos callados sabiendo que algo mal andaba rondando y que poco a poco el mal fue creciendo y se salió de nuestras manos y de las de ellos. Que solo resta esperar, ponerse las pilas para identificar esas células que tienen en estado de coma, inconsciente al cuerpo, casi muerto... Así como ahorita esta la ciudad.
Coloco sobre el mostrador la bolsa de la mercancía y me dijo “ son 68 pesos”, le pague y salí conmocionada de ese lugar, queriendo inconscientemente huir de esa historia, mas al voltear y ver hasta un punto infinito las luces de los semáforos como único habitante de mi ciudad, pude comprender las palabras de aquel hombre.
Mi ciudad, mi país y mi mundo están cayendo en un estado de coma y cada uno de los que aquí habitamos, cada célula que forma este planeta esta contribuyendo a esa muerte inminente. Nuestros actos, omisiones, silencios, complicidad y pasividad deterioran paso a paso su existencia. Ese miedo a delatar o a confrontar, a exigir y a cumplir la ley, esa zona de confort en que nos hemos instalado detrás de la puerta de nuestra casa, ese cerrar los ojos para no ver lo que sucede en nuestro entorno, sentirnos a salvo porque no fuimos nosotros los ultrajados hoy.. ¿ Quién puede saber sí mañana? La vida continua.
HASTA SIEMPRE.
1 comentario:
Una inmensa felicitación a MARTHA CONDE (MAR), por su colaboración tan valiosa en este espacio. Gracias MAR por hacernos reflexionar que nuestra vida, malamente, se ha ido invadiendo por genes contagiosos de apatía que nos llevan a una vida desvirtuada y muy lejana a la que realmente anhelamos vivir. Que nos sirva este mensaje de mi querida amiga MAR, para re-valorar nuestra postura, y para que entre todos, tratemos de encausar el rumbo de nuestro barco por el camino correcto. Un abrazo a todos y un muy cordial GRACIAS a nuestra amiga MARTHA CONDE.
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